Cordeline

Para cuidar una Cordyline en maceta, es crucial proporcionarle luz brillante pero indirecta, un riego moderado evitando encharcamientos, y un ambiente húmedo. Además, es importante trasplantarla cada cierto tiempo y protegerla de corrientes de aire frío y temperaturas extremas. Luz: La Cordyline prefiere lugares con luz brillante, pero evita la exposición directa al sol, especialmente en las horas más intensas del día, ya que puede quemar sus hojas. Las variedades de hojas verdes suelen tolerar más sol que las de hojas coloreadas, que pueden requerir luz indirecta. Riego: El riego debe ser moderado, manteniendo la tierra húmeda pero sin encharcarla. Se recomienda regar cuando la capa superficial de la tierra se seque, aproximadamente una o dos veces por semana en climas cálidos y reducir la frecuencia en invierno. Humedad: La Cordyline es una planta tropical que aprecia ambientes húmedos. Pulveriza sus hojas con agua regularmente, especialmente si el ambiente es seco, para evitar que se sequen y se caigan. Sustrato: Utiliza un sustrato que drene bien, como una mezcla de tierra de bosque, mantillo de hojas descompuesto y arena. Trasplante: Trasplanta la Cordyline cada 2-3 años a una maceta un poco más grande, preferiblemente en primavera. Asegúrate de que la maceta tenga agujeros de drenaje para evitar problemas de encharcamiento. Temperatura: Evita las temperaturas extremas y las corrientes de aire frío. La temperatura ideal para la Cordyline se encuentra entre 15 y 20 grados Celsius. Abono: Durante la primavera y el verano, abona la Cordyline con un fertilizante mineral para plantas de interior cada 15 días o una vez al mes. En otoño e invierno, reduce la frecuencia de abonado a una vez cada tres meses. Poda: La poda no es necesaria, pero puedes recortar las hojas muertas o dañadas para mantener su apariencia. Plagas y enfermedades: Las Cordylines pueden ser susceptibles a plagas como la cochinilla, así que revisa regularmente sus hojas y tallos en busca de signos de infestación.

15.000 ARS